domingo, agosto 03, 2014

Cortometrajes urbanos 7/Till There was You

Miro la tarde ¨desde lo alto¨. Desde la ventana del séptimo piso y sobre el farallón veo allá abajo la ciudad. En primer plano, el Manguito, luego la Feria y más allá el mar que toma a esta hora un color azul plomo. Es injusto que se pierda una tarde como esta. Se hace necesario ir allí, al borde de la ciudad, al límite con el mar.

Navegar la ciudad, sentir lo vital en el caos. Entender  que aun allí donde parece no crecer la hierba hay un espacio de sombra que nos alberga en una tarde hermosa y que en algún lugar hay una puerta que se abre para alguien.Quizás para quien menos lo espera y tras una sonrisa se encuentra la promesa de un amor o, para los que son dichosos, la renovación diaria del encuentro de los amantes.

La luz me da verde y a la orilla del mar, Sonny Rollins desgaja en el CD player las tres primeras notas de Till There Was You, una canción de un musical que adaptó al sonido del bebop, y el paisaje se transforma. El tránsito lento me favorece y la claridad de la tarde permite ver dos barcos que a lo lejos cruzan frente a la ciudad. Pienso en hombres dedicados a tareas más altas, a largas noches de guardia junto al timón. Desecho la idea y al mismo tiempo me digo, las computadoras han acabado con lo heroico de la marinería. Son unos pendejos mirando coordenadas en una pantalla.

Un trío sin piano, algo que abría múltiples posibilidades al saxofón. Una textura fluida, un sonido meloso y denso que se licua en la improvisación. El bajo, la estructura sobre la que descansa todo. Oscar Pettiford en esta grabación de 1958 remasterizada para CD. Max Roach en la batería marca el ritmo en un dialogo con el bajo que se interrumpe en un solo que remata el tinglado donde enredar los arpegios de Colossus.

Disfruto de la lentitud del tránsito, porque me permite mirar el mar. Frente a mí, en la dirección de la vía, vehículos de diferentes tamaños se suman en una aglomeración sin orden; no me importa. La música me aleja de ello y el mar me sirve de escena. Giro en el obelisco y retorno por un carril más fluido como si de un solo de saxofón se tratara. La esquina que era una parada obligada para comprar cervezas es desechada por mí, ¨sólo por hoy¨ y le sumo un día más a mis cinco años de sobriedad.

Las calles que llegan hasta la avenida me abren la puerta hacia el norte, hacia suburbia, donde, como decía al principio, tal vez hay una puerta que se abre para alguien. Me llevo conmigo a Sonny Rollins, compañero de viaje en esta ciudad caótica. 

viernes, agosto 01, 2014

Cortometrajes Urbanos 6/La Rubia, Cat Power y William Eggleston

-Para esa época la Rubia aún no era la Rubia, pero ya era un pensamiento constante. Un  presentimiento de algo que el tiempo se encargaría de definir.  No era todavía la intención de un beso. Eso sucedería después…

Fueron tiempos oscuros para mi, Blonda. Andaba sin rumbo, respiraba, comía, iba a trabajar, pero más nada. Fue entonces que me dediqué a escribir notas cortas sobre muchas cosas: lo que me pasaba durante el día, libros, fotografías; en fin, las vainas que me gustan. Escribí una disertación muy petulante sobre materiales de construcción y su valoración estética y de manera especial escribí sobre las fotografías de William Eggleston. Digo de manera especial porque creo que Eggleston me salvó la vida. Bueno, Eggleston y otros más…

-Ok, Eggleston, la Rubia, ¿donde entra ella en esto?

-Ah si, claro. Ella aparecía y desaparecía, se fue a New York, regresó, cosas así. Iba a casa, me prestaba libros, libros que no pude leer porque no tenía la cabeza en eso. Terminé devolviéndoselos, ¨nunca te quedes con libros de mujeres que no han sido tuyas¨,  decía mi padre.  Ahora es otra cosa profesor...  Pero, sigamos hablando de Eggleston. Ella me envió un link de youtube, un video de Cat Power, Lived in Bars, con una nota que decía que Eggleston aparecía en ese video y si, así es. Se filmó en Memphis donde vive y me imagino que, teniendo buenas relaciones con el mundo de la música, músico autodidacta él mismo, de alguna manera terminó allí en el set…

A ella después la perdí de vista de nuevo, pero siempre estaba ahí subyacente, presentida; de la forma en que se quedan las mujeres que nos marcan, que nos hacen felices, que nos hacen sufrir. Son esas a las que amamos como a nadie. Usted sabe que es así….

-Si, es así…