jueves, octubre 23, 2008

Contradicciones

Con el pasar de los días, la crisis financiera que se inicia en los Estados Unidos y se expande de manera global comienza a dejar entrever las historias personales que de una manera u otra se constituyen en el tejido que la componen, de la misma manera que a un tumor maligno. Reseñas de banqueros recibiendo jugosas regalías, utilizando fondos puestos a su cuidado por los inversionistas o haciéndose contratos a la medida para garantizarse indemnizaciones, es lo que ahora nos traen los medios a medida que los gobiernos buscan paliar la crisis, utilizando fondos públicos para salvar los bancos quebrados.

La cantidad de dinero, la obscena cantidad de dinero, que los ejecutivos de las firmas quebradas recibían, no es más que una de las caras de un sistema que, basado en la libertad de mercado, se pensó una vez que se convertiría en el modelo económico por excelencia. Ya para los años finales de la década de los 80 Juan Pablo II denunciaba lo que él llamó atinadamente ¨capitalismo salvaje¨. La lógica de los mercados vendría a regir un sistema de corte global que entre otras cosas no ha hecho sino aumentar las diferencias entre ricos y pobres, llegando hasta cierto punto a clasificar geográficamente a los seres humanos de acuerdo a su capacidad adquisitiva y al peso especifico que puedan tener sobre un mercado determinado.

Mientras los poderosos banqueros, que rigen un sistema de negocios basado en la especulación sobre el dinero reciben grandes ganancias, más de mil millones de personas sobreviven con menos de un dólar al día. Al mismo tiempo que estos ¨respetables¨ hombres de negocios almuerzan en exclusivos clubes, 800 millones de personas se van a dormir con hambre y beben agua contaminada.
En el propio mundo desarrollado, muchas personas no tienen acceso a una vivienda decente y languidecen en medio de los lujosos sectores financieros de las grandes ciudades, hurgando en los contenedores de basura a la caza de las migajas del banquete de los plutócratas. Esos mismos plutócratas que hoy ofenden a la humanidad con su afán de lucro desmedido y que exponen al sistema que los mantiene a una crisis sin precedentes. Exacerbación de las contradicciones internas, diría un estudioso de la dialéctica marxista. Sistema pecaminoso basado en la codicia, le llamaría un cristiano. Dos maneras diferentes, más no excluyentes, de nombrar la injusticia.