Cortometrajes Urbanos 14/San Miguel Arcángel
El primer día de abril de aquel año fue viernes. Un día soleado con un cielo de pocas nubes. Nos
encontramos con el sol de las tres de la tarde detrás de la vieja iglesia de
San Miguel porque una puerta trasera nos llevó allí.
Caminando con ella me siento libre y en esa libertad tomo su
mano, su mano muy pequeña. Al pasar por la puerta lateral del templo veo unas
humildes mujeres en los bancos y en el altar la imagen del Arcángel Miguel
espada en mano. No lo sabe, no se lo digo pero nos pongo a los dos bajo su
protección y en ese momento me dice:
-Me he dado cuenta de algo que me gusta. Es la primera vez
que estoy con alguien sin nada de por medio.
-¿Nada como que?
-Una sustancia. En mi caso siempre había un joint o una raya
de cocaína… Cosas así… Aquí no hay eso.
Yo sonrío y le doy la razón. Sé que puedo amarla mucho y que en
un ratito la tendré por vez primera. Siento esa ansiedad previa al primer
encuentro, a la primera entrega de la carne, porque de su alma ya he tenido un
atisbo pequeñito pero suficiente para saber cosas profundas.
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