domingo, junio 11, 2006

Alas de libertad

A mi querido amigo Ubaldo Arias desde pequeño le gustaron los aviones, por eso no es de extrañarse que estuviera atento, aquel 14 de junio de 1959, a la pista del aeródromo militar de Constanza cuando un C-46 plateado, según su testimonio, tocó pista para después de unos breves momentos despegar nuevamente y perderse en los cielos de aquel país sumido en la oprobiosa dictadura de Trujillo. Lo demás es historia, unos hombres, jóvenes casi todos, de diferentes nacionalidades, optaron por el camino de las armas para decapitar a una tiranía que tenía sometida a la nación por casi tres décadas. La mayoría perdió la vida en el intento, pero su sacrificio encendió la llama libertaria que generó el movimiento clandestino que apropiadamente tomó como nombre la fecha de aquel día en que Ubaldo, siendo un niño que jugaba en una loma de aserrín en la zona de aserraderos que aún hoy llaman La Secadora, vió aquel avión.

Constanza, enclavada en la cordillera central, goza de un clima templado la mayor parte del año y ello se constituye en un imán natural para el turismo. De igual manera es una zona agrícola por excelencia. Los habitantes de esta localidad siempre han deseado sacar provecho de las condiciones de su entorno, pero el difícil acceso, a través de carreteras de montaña no siempre en las mejores condiciones, lo ha dificultado. Sin embargo, el actual gobierno ha querido abrir una brecha para facilitar el acceso al turismo y la salida al mercado a los rubros producidos allí mediante la rehabilitación del antiguo aeródromo. Se ha invertido dinero en acondicionar la pista de aterrizaje y las demás instalaciones. Esfuerzo encomiable para una localidad progresista que estoy seguro, sabrá sacar ventaja de estas facilidades.

Ubaldo me ha dicho de la alegría que le ha producido ver que en el aeropuerto del pueblo de su infancia, aterrizan de nuevo los aviones; eso me lleva a hacer una propuesta, antes de que se piense reinaugurar el aeropuerto de Constanza poniéndole el nombre de algún político al que se le quieran endilgar mas virtudes que a Juan Pablo Duarte. Sugiero que si el aeródromo de esta localidad de las escarpadas montañas de Quisqueya ha de llevar algún nombre, este sea Aeropuerto 14 de Junio, tributo merecido a aquellas alas de libertad.

Marcos A. Blonda es arquitecto