sábado, febrero 08, 2014

Cortometrajes Urbanos 3/ To Ink or not to Ink

-Qué lugar tan rata, fue su primera expresión al llegar al edificio comercial de dos niveles donde se encontraba el salón de tatuajes que, según nos habían indicado, era el mejor sitio para hacerse un piercing.

-Sí, es rata, pero, la verdad que yo no confiaría en un sitio de tatuajes que se encuentre en Blue Mall, le dije queriendo señalar una conexión entre lo decadente del lugar y la connotación underground que tienen los tatuajes.

-Mmmmhh, es cierto, dijo ella.

En el primer piso un híbrido entre  ¨drink¨ y sports bar se animaba con una bachata en alto volumen que  no podía molestar a los comercios vecinos pues todos los locales parecían cerrados desde hacía mucho tiempo. La escalera que conducía al segundo piso estaba pobremente iluminada con un bombillo fluorescente de bajo consumo. La escena era similar a la de la planta baja, sólo el sitio de los tatuajes, al final del pasillo se encontraba operando. Tuvimos que golpear el cristal para que uno de los hombres sentados alrededor de un cliente se levantara y nos abriera.

-Que´lo que, montro, me saludó chocando su puño con el mío.

Ella se adelantó a explicarle,

-Pae nosotros fuimos los que te llamamos por lo del piercing. Trajimos el arete y quiero ver si puedes hacerlo.

-Rubia, despreocúpate, llegaste al sitio que e´. Un piercing en la nariz, es un asunto sencillo.

A todo esto yo,  que ya me voy poniendo en actitud de antropólogo urbano, me dedico a mirar alrededor. El sitio estaba dividido en tres cubículos y en el del medio, un cliente era atendido. Su brazo derecho se encontraba descansando en una mesa de trabajo mientras uno de los artistas-dermografos, así les dicen profesor, realizaba una sorprendente creación llena de sinuosidades barrocas que se iban formando sobre el fuerte antebrazo de aquel joven que estoicamente soportaba el dolor que luego se transformaría en orgullo exhibicionista.

Mientras observo, Edward, así se llama el maestro artista-dermografo ha enviado a Andrés, una especie de asistente y muchacho de mandados a buscar un catéter No.20, lo que sea que eso signifique, para proceder con lo del piercing.

-Aquí Blonda, le ahorraré los detalles, porque no tienen nada que ver con el cómo termina la historia. Lo cierto es que estuvimos como una hora en el sitio, ella lloró, se sintió mal, quería vomitar, le salió sangre y cuanto malestar puede producir una perforación a sangre fría en la nariz. Mientras tanto yo estuve mirando todo el tiempo. Conversaba con los demás artistas, escuchamos algo de música urbana que alternaron con un poco de canciones de los Cranberries. Le preguntaba al maestro cosas sobre los tatuajes y él mismo nos mostró sus antebrazos, un delicado dibujo del rostro de su hija en el derecho y un demonio japonés en el izquierdo, por cierto,  fue ella quien lo reconoció. El hecho es que la conversación derivó hacia los precios de los trabajos y a la dificultad de los mismos.

-Mira por ejemplo, yo quiero hacerme un tatuaje, no, mentira, tres tatuajes. Dos en la parte interior de los muslos. Aquí, dijo señalándose cerca del sexo. ¿Duele mucho ahí?

-Podría doler, dijo Edward,  ¿Qué quieres hacerte ahí?

-Una paleta, es decir un bolón, una paleta de esas que son una bolita con una especie de cinturón en relieve, ah y una fresita del otro lado. El otro lo quiero aquí en el costado donde nacen los senos  y es una frase, quiero que diga Hail Sagan!!! 

Hacía un tiempo me había hablado de ese plan de tatuarse esa frase, producto de su admiración por el astrónomo Carl Sagan.

-Ah, ok, serían letras. Eso ahí duele un poco. Pero como eres muy blanca hay que ponerte menos tinta.

-No importa

Faltaba todavía la segunda parte de la operación que consistía en poner el arete a través de la perforación y fue doloroso, pero eso tampoco importa para el final de la historia.

-Dime entonces como termina la historia.

-Profesor, eso fue hace un año. Hace dos semanas la vi en Nueva York y en una tarde de verano y de la mejor manera posible, los vi yo mismo de cerquita,  me enteré que los tatuajes, los mismos que ella describió, están allí.  Los vi, y espero volverlos a ver. 

-Ojalá