El dinosaurio y el arquitecto
Quiero recordar, a propósito de un comentario de un arquitecto y amigo, el cuento de Monterroso titulado El Dinosaurio, que fuera por algún tiempo el texto mas corto de la literatura universal, hay uno mas corto pero ello es materia de otra nota. El comentario de mi amigo me provoca a escribir desde la perspectiva de la edad profesional del arquitecto.
Muchas veces le he dicho a mis alumnos y alumnas que a los seis años Mozart era un compositor consumado con varias sinfonías, conciertos, sonatas y otras piezas en su haber. Se le daba fácil componer a su corta edad. Les he referido el caso de Picasso quien a la misma edad ya dibujaba magistralmente. Truman Capote y Borges ya eran escritores antes de dejar de ser niños. En contraposición a esto, cuando Zaha Hadid ganó el concurso para el Peak Club de Hong Kong, tenia apenas 33 años, en términos de la profesión de arquitecta era una niña. Para concluir, en el ejercicio de la arquitectura no hay niños prodigio y la experiencia es el caldo donde se maceran las cualidades del ejercicio del oficio de diseñador, constructor y planificador, según sea el campo en que nos toque movernos.
Todo lo anterior lo quisiera conectar con unos comentarios, compartidos a través del correo electrónico, sobre la fijación que muestran los jóvenes que se forman en nuestras facultades de arquitectura y los que recién egresan de estas, con los medios electrónicos de expresión que tanto han ayudado a la profesión pero que de igual manera no son el centro de esta.
Louis Kahn quien conoció el éxito profesional siendo cronológicamente un hombre maduro, pero arquitectónicamente joven, basó su obra en la búsqueda de una condición inherente a la forma en que la arquitectura le hablaba al ser humano desde su historia, sin referencias formales, sin guiños estilísticos, sino desde la herencia de una especie que posee la cualidad de modificar el espacio, no solo para adaptarlo a una función especifica, sino para dotarlo de una dimensión simbólica. Ante tanto deja vu que produce el ver los proyectos en las revistas de actualidad creo, personalmente que quizás Kahn tenga algo que decirnos.
Nada nuevo hay bajo el sol podría parecernos en esta época tan cargada de información y referencias y en la que el tiempo ha alcanzado una condición de compresibilidad nunca antes experimentada. La información es inabarcable y las respuestas se nos exigen de manera rápida. No hay tiempo para la genialidad y mucho menos para una genialidad basada en la experiencia; la experiencia requiere tiempo. Lo que hoy está aquí mañana será materia olvidado, ya las ciudades no nos hablan de la historia en términos de cómo esta ha producido el hecho urbano sino de cómo esta puede ayudarnos a ¨vender¨ la ciudad o a insertarla en las redes globales. Quizás es cierta la afirmación de que estos son malos tiempos para la poesía.
Mientras tanto prevalece el desprecio de los jóvenes, dinámicos, actualizados y que viven sobre el borde del vértigo contra los viejos dinosaurios, lentos, reflexivos y que basan sus decisiones en la experiencia. Se dice que los dinosaurios fracasaron, pero debemos saber que su reinado duró 160 millones de años, mucho mas que el de otras especies por lo que también podríamos decir que su fracaso es relativo. Quizás cuando se despierten de la ilusión de los medios, de la información híper comprimida y del sopor que produce la historia, los dinosaurios todavía estén allí.
2 Comments:
Lamentable realidad de la arquitectura de nuestros dias, donde debemos "vender" el proyecto, incluso antes de estar concebido en el papel o en la computadora.
Busca la tercera.
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