Apuntes prestados y sueltos para hacer algo útil del amor
Para Felipe, por si le sirve de algo
Que fácil era entonces echar mano de cosas prestadas. Que fácil era pedir una escalera para llegar a una ventana. Que fácil era usar una canción o uno de los poemas de Neruda:
Niña morena y ágil, el sol que hace las frutas,
el que cuaja los trigos, el que tuerce las algas,
hizo tu cuerpo alegre, tus luminosos ojos
y tu boca que tiene la sonrisa del agua.
He vivido de préstamos toda mi vida y eso no es malo, simplemente es. ¿Cuántas veces no he echado mano de aquella página de las Memorias de Adriano? Tantas que ya no recuerdo. ¿Cuántas veces entre las nubosidades del vino he recitado poemas de la Música de Cámara de Joyce? La Canción del Pirata de Espronceda me ha acompañado desde los seis años, al igual que las pinturas de Rubens, a Botero lo descubrí después. Me falta genialidad, lo admito, soy un enano subido en los hombros de los gigantes.
Serrat y Sabina han sido mis testigos y si alguna vez me inspiró aquella canción es por que en una noche se encontraba oculta la promesa de un cuerpo y quizás de un alma, cito:
Porque voy a salir esta noche contigo
se quedarán sin beatas las catedrales
y seremos dos gatos al abrigo
de los portales.
Y ciertamente así se me dio y digo todavía, después de tantos años, que aquella fue mi mejor hora…
Podría haber dicho también que el sol nos olvidó ayer sobre la arena o que llueve detrás de los cristales o más aun:
Te podría contar
que esta quemándose mi último leño en el hogar,
que soy muy pobre hoy,
que por una sonrisa doy
todo lo que soy,
porque estoy solo
y tengo miedo.
Tengo miedo…
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